Por Julián García
Hay muchos días tristes para la democracia colombiana, cuando se robaron las elecciones de 1970 y dejó como consecuencia un gobierno desastroso de Pastrana papá y el surgimiento del M-19, cuando esa guerrilla se tomó el Palacio de Justicia en 1985, y quizá de los más recientes fue cuando el paramilitarismo se tomó el Congreso de la República, por invitación de una clase política que legitimaba la violencia y los actuares de esos delincuentes.
En el mes de julio de 2004, Salvatore Mancuso, Ernesto Báez y Ramón Isaza, hicieron presencia en el Capitolio Nacional, entre aplausos como si fueran héroes, estos criminales fueron atendidos como prohombres y escuchados atentamente por los congresistas que allí estaban, dieron un discurso lleno de falacias y mentiras donde intentaban justificar su absurda guerra, que dejó millones de colombianos desplazados y despojados, sin contar con la cantidad de muertes que a su paso dejaban por los pueblos de este territorio.
Ese día, esta sociedad lo debe superar, pero nunca olvidar, sino por el contrario recordarlo y enseñarlo para que nunca se vulva a repetir. La paz podrá ser una realidad cuando sepamos la verdad, cuando a las nuevas generaciones les contemos en un aula de clase lo que pasó y cuáles fueron sus consecuencias y, aunque esto es vergonzoso para nuestra democracia debemos contarles la unión que hubo entre políticos y paramilitares, que querían refundar “la patria”, y que mandaban a matar la oposición como se les daba la gana.
Hace un par de días, el 10, 11, 15 y 16 de mayo, uno de esos victimarios, el que tuvo un papel protagónico en el discurso del Congreso, de nuevo reapareció en la escena de este país, ya no como un “héroe”, sino como el criminal que es, e involucrando a todos sus cómplices políticos que se beneficiaron de él y sus fechorías, pero que hoy lo niegan y lo intentan ignorar para que su verdad no sea escuchada.
Está claro, lo de Mancuso no es nuevo. Que la clase política que hizo acuerdos, negocios y tuvo vínculos electorales en el pasado los quiera negar hoy, no los exime de sus culpas ni de la nefasta consecuencia que aún viven y padecen muchas poblaciones de este país. Lo de Mancuso y sus autodefensas son otra línea negra en la historia de violencia que nos ha tocado vivir como Republica.
Lo que pasa es que esa misma clase política, que antes posaba de su mejor amigo, hoy lo señala e intenta usar una falacia para desacreditar las acusaciones que hoy Mancuso les hace, ahora lo tratan de criminal, cuando fueron ellos lo que en medio del conflicto de este país le dieron órdenes para que él ejecutara.
Según los señalados por Mancuso, esto siempre sale en época electoral, algo que no es del todo cierto, pero si persisten las acusaciones es porque aún no se ha actuado desde la justicia y todavía no se ha dicho toda la verdad. Ha sido la impunidad la protagonista del mayor dolor que dejó el proceso de Justicia y Paz del gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Seguramente si la justicia ya hubiera actuado, no volveríamos a hablar del tema, pero esto nunca se nos puede olvidar, se lo tenemos que enseñar y explicar a las nuevas generaciones, que entiendan que hubo un Congreso que usó a los paramilitares para elegirse, que además los invitó al capitolio, los trató como a unos “héroes de la patria”, aplaudiéndoles de pie y los felicitó por su patriotismo violento que masacraba y despojaba a lo largo y ancho del país a quienes le hacían oposición y se les interponían a ellos o a sus socios políticos en sus negocios. Ese es otro día triste y vergonzoso para nuestra democracia.
@julianelpolit
BC Noticias
Todo lo dicho por este concejal es cierto, no lo podemos olvidar, y como lo dice en su intervención. Hay que enseñarles a las nuevas generaciones, cuales fueron los autores de estos hechos, y tener confianza que esté nuevo gobierno lleve a los estrados judiciales a todos los pícaros del gobierno que están involucrados y los judicialisen.