Opinión

¿En qué van los diálogos?

Por Diego Armando Cárdenas Rendón

Los avances del diálogo de paz entre el Estado y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se vieron recientemente reflejados en dos grandes acciones. Por un lado, el acuerdo del Cese al Fuego que comenzó a regir el pasado 3 de agosto y que tendrá una duración de seis meses con posibilidades de ampliación. Vale la pena recordar que desde 2017 no se tenía un avance tan significativo con el ELN, año en el que, bajo el mando de Juan Manuel Santos se logró instalar una mesa con dicha guerrilla.

Muchos colombianos, o al menos quienes creemos que ya es tiempo de parar las balas y solucionar el conflicto armado en una negociación, tenemos la confianza puesta en este Cese. Pero también entendemos que es un paso aún muy débil y se puede invalidar en cualquier instante con el más mínimo movimiento de uno solo de los bandos. Una violación a un acuerdo como estos, podría incluso llevar a suspender los diálogos y retornar a la cruda violencia que azota el país desde hace medio siglo.

Resta esperar la reacción de los miembros de cada uno de los grupos armados, si bien ya se dio la orden de respetar el Alto al Fuego en todo el territorio nacional, ello no garantiza a cabalidad que se vaya a cumplir. Un solo movimiento en falso puede entorpecer todo el proceso.  

El otro gran logro que es necesario resaltar es la apertura de participación en la mesa a la Sociedad Civil; una propuesta que los negociadores aprobaron y que se puso en marcha el mismo día que inició el Cese al Fuego. El denominado Comité Nacional de Participación (CNP), compuesto por diferentes agrupaciones de carácter social, es el resultado del ciclo de conversaciones desarrollado en Cuba y busca diseñar modelos de participación de la sociedad en la construcción de paz.   

La consciencia de las partes respecto al reconocimiento de la población civil como mayor víctima de la violencia armada en Colombia brinda credibilidad a la negociación. De tal manera que, además de conseguir adeptos, puede evitar la necesidad de refrendar los acuerdos y fracasar; como sucedió en los Diálogos de Paz con las FARC-EP. Hecho que tergiversó la información y profundizó los rencores que hasta el día de hoy están presentes en el pueblo colombiano, pero que es hora de empezar a superar gracias a las lecciones aprendidas. 

Los dos acontecimientos muestran que el ELN y el Estado tienen toda la disposición para superar la violencia. El camino es arduo y lleno de espinas, pero al menos ya se inició y el país espera que ambas partes cumplan sus compromisos para alcanzar esa vida pacífica que la nación nunca ha disfrutado.  

Quiere estar informado con BC Noticias? Ingresa a nuestros grupos de WhatsApp y Telegram. 

BC Noticias

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba
Esta página utiliza Cookies    Más información
Privacidad