Por Julián García
Se cayó la reforma política, eso quiere decir que seguirá operando todo como hasta la última elección, es decir que aunque el contexto esté cambiando, cosas similares a las que ocurrieron en octubre del 2019 en cuanto a la conformación de las listas y la financiación, van a pasar en octubre de este año.
El cambio más trascendental que se dará para estas elecciones locales, es que ya no serán 14 partidos políticos los que podrán dar avales, si no, al paso que vamos, serán entre 35 y 40 partidos, esto porque el Consejo Nacional Electoral ha sido el más “plural” de los últimos años y entregó personería jurídicas a diestra y siniestra moviendo el tablero electoral de las próximas elecciones.
Esto básicamente quiere decir que, por ejemplo, para el Concejo de Manizales la competencia pasará de unos 250 candidatos a 400 aproximadamente y, para la asamblea pasará de unos 140 a 300, en el mejor de los casos. Una atomización similar a la que se vivía antes del 2003, que para algunos podrá ser una apertura a la democracia y para otros la banalización de la política.
Sin importar lo uno o lo otro, lo que sí está claro es que probablemente no existan tantos candidatos y candidatas para llenar todas las listas. Aun así y bajo este panorama, se puede ver en las redes sociales y escuchar en los mentideros políticos, los nombres de muchas personas que pondrán en consideración su candidatura en procura de ser elegidos.
Muchos de esos posibles candidatos lo están haciendo por probar suerte o porque alguien los está aupando a que lo hagan, más que por una convicción real. Otras personas tienen un interés genuino en lo público y su trabajo es distinto. Con base en este panorama escribo esta columna y lo hago más cómo conocedor de primera mano de las campañas políticas e intentando ayudar a nuevos candidatos para que no cometan errores que yo ya cometí.
También es una columna para los que participan por convicción y no por probar suerte, estos últimos porque tienen poco recorrido político y les va a costar más poder aplicar lo que aquí escribo, pues esta será una campaña muy reñida y quien no haya salido aún al ruedo está demorado para hacerlo.
Esto no quiere decir que tenga ya que marcar en encuestas de redes sociales, tan famosas por estos días o decir a los cuatro vientos sus aspiraciones. Lo que quiero decir es que por lo menos ya tenga una estrategia definida en temas de comunicación, diseño y marketing político, así como un presupuesto que le permita saber sus gastos mínimos y unas bases de datos que le permita identificar a sus líderes más destacados que serán quienes les pondrá la mayoría de sus votos.
Lo importante no es la meta, sino el proceso. No quiere decir que ganar las elecciones no sea lo importante, sino que es el proceso el que le dará la posibilidad de tener más opciones de lograrlo. Si ya tiene definido que va a ser candidato, si ya tiene el partido, un equipo de trabajo, si la estrategia se está definiendo, si ya está visitando a su familia y conocidos para que lo apoyen, si sabe con qué recursos cuenta y un presupuesto de lo que se gastará en campaña, en publicidad, movilización y comunicaciones, si ya tiene el mapa político estudiado y con definiciones claras de dónde vota su gente, entonces su proceso va bien y ultimar detalles se hará en el camino.
Pero si esto todavía no lo tiene, va por la mitad o no ha empezado, no crea que la meta se da como si nada, con sinceridad le digo que todo se le pondrá más complejo y por más recursos económicos que tenga, que siempre serán importantes y fundamentales para ganar, por sí mismos no le garantizan el éxito electoral, pues le aseguró que el dinero no lo es todo, el ejercicio político además de lo dicho, tiene que ir acompañado de disciplina, trabajo en equipo y sobre todo vocación de servicio.
@julianelpolit
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