Opinión

La paradoja de las campañas políticas inclusivas

Por Juan Pablo Ospina Valencia

Pasó la primera vuelta presidencial en el país y mientras los colombianos nos preparamos para ir nuevamente a las urnas el 19 de junio, algunos sectores también nos preparamos para celebrar y conmemorar el mes del orgullo LGBT. Me pregunto entonces si en nuestro país están dadas las condiciones necesarias para que la población LGBT pueda celebrar el orgullo.

Considero que Colombia es uno de los países latinos con el marco jurisprudencial más amplío en la protección de derechos de lesbianas, gais, bisexuales y trans; pero resulta demasiado irónico que siendo así la Política Pública Nacional LGBT esté aprobada desde 2018 y siga engavetada en el Ministerio del Interior: el gobierno de Iván Duque y el uribismo nunca demostró voluntad política para implementarla. Es que en Colombia todos nuestros derechos están muy bien redactados y en el papel son una maravilla, pero, en la práctica nos rajamos. A las mujeres trans las siguen matando, las personas queen siguen saliendo con miedo a la calle, a los gais nos sacan de restaurantes y centros comerciales por darnos un beso, nos siguen poniendo trabas en los trámites notariales para casarnos; pero al mismo tiempo nos dicen que ya tenemos todos los derechos.

No recuerdo la primera campaña presidencial en la que los candidatos hablaran a fondo de sus propuestas en tema de diversidad sexual y de género, si es que las tenían, y esta no fue la excepción. Esta vez como cada 4 años las personas LGBT fuimos el comodín político de todos los candidatos para ganarse el voto de unos cuantos electores. Petro, Rodolfo, Fico y Fajardo se limitaron a ir a debates a oprimir botones para decir si estaban a favor o contra de la adopción de parejas del mismo y el matrimonio igualitario, pero propuestas sólidas no se vieron por ningún lado en estos debates y todos creyeron que con eso cumplieron. El más audaz fue Fico, que descaradamente hizo pinkwashing al convocar un encuentro con sectores LGBT para socializar sus propuestas en temas de diversidad para mostrarse alternativo y logró convencer a varios, pero todos sabemos cuáles fueron los partidos que lo apoyaron y que se oponen rotundamente al ejercicio pleno de cualquier libertad.

En tres semanas se disputarán la presidencia del país Gustavo Petro y Rodolfo Hernández, ninguno de los dos ha explicado detalladamente sus propuestas en temas de inclusión y diversidad. ¿Por qué?, pues porque las personas LGBT no importamos en los gobiernos, solo servimos para salir en la foto durante la campaña, para verse inclusivos y que siga siendo tradición el pinkwashing político. No existe una verdadera voluntad política de crear propuestas programáticas sólidas con enfoque diferencial que atiendan nuestras verdaderas necesidades como población. Como mucho, quien más abiertamente ha hablado sobre población LGBT ha sido Francia Márquez, sin embargo, siguen haciendo falta las acciones concretas.

En Manizales la cosa no es muy diferente. La pasada administración dejó casi lista la Política Pública LGBT, nuevamente pinkwashing porque se hizo para evitar conflictos con los colectivos y sectores LGBT, pero hoy es el día que no se sabe si esa política pública se está ejecutando o si también está engavetada en la Secretaría de la Mujer. Es más, muchas lesbianas, gais, bisexuales y trans ni siquiera sabemos qué dice ese papel o si lo que dice ahí verdaderamente responde a nuestras necesidades como población. El alcalde verde no es diferente de los políticos tradicionales a los que les falta voluntad política para trabajar por los sectores con los que posan en las fotos de campaña para verse alternativos, pero de las que luego se olvida.

Las personas LGBT tenemos un mes entero para conmemorar nuestras luchas, para visibilizar nuestras causas; pero, como población tenemos necesidades más profundas que la financiación de una carroza o que nos dejen hacer una marcha. Necesitamos compromiso real de los gobiernos en todos sus niveles para atendernos y trabajar en conjunto para que podamos vivir orgullosos todo el año. Ya es hora de que dejemos de ser el párrafo políticamente correcto  en los planes de gobierno de cada 4 años y seamos tenidos en cuenta, finalmente nosotros también votamos por ustedes.

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