A lomo de mula se fueron abriendo los caminos que comunican a Antioquia y al Eje Cafetero, guiados por hombres fuertes que aguantaban semanas enteras viajando entre pueblos. Esos titanes son conocidos como “arrieros”, una tradición que no se quiere quedar en el olvido.
“Un arriero no nace, se hace, hay que tenerles amor a las mulas. Queremos el arte y representamos a esos hombres que dieron la vida por los caminos”, dice Hernán Patiño Franco, conocido como El Conde, quien es un arriero por pasión y tradición.
En la Feria de Manizales, más exactamente en las Fondas y Arriería, hay un museo muy especial, en medio de la música y la fiesta de ese lugar se encuentra un espacio para la historia, una muy nuestra, de nuestra sangre y orígenes.
En este lugar se pueden observar objetos antiguos, tradicionales en las fondas donde llegaban los arrieros después de esos largos viajes buscando un lugar donde divertirse y descansar.
Para las nuevas generaciones que ya no conocen mucho de este estilo de vida les presentamos lo infaltable de un arriero:
- El carriel: es la cédula del arriero, ahí se cargan objetos que los sacan de apuros.
- La mulera y la tapadora o sufridora: estas sirven para proteger la ropa y proteger la mula antes de ponerle la carga.
- Pañoleta en el cuello: es una insignia, un trapo rojo que los identifica.
- Sombrero: los protege del sol y hasta la lluvia
- Alpargatas o cotizas: antes muchos arrieros caminaban con sus pies descalzos o como ellos dicen “a pie limpio”, pero con el tiempo llegaron las alpargatas hechas con suela de cabuya y tejidas, pero las cotizas tenían una suela de caucho que les ayudaba a aguantar más los caminos.
Este grupo de hombres que se denominan arrieros, hoy hacen exhibiciones en las ferias, pues esos tiempos donde hacían cruzadas de semanas para ir de un lugar a otro llevando carga ya no son necesarias al existir tantos vehículos o carros que ocuparon su lugar por los caminos, hoy solo es un lindo estilo de vida.
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