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Comunidades del Amazonas ayudaron a manejar crisis de COVID-19

El uso de medicina tradicional, el papel de los guardias indígenas y las economías alternativas fueron algunas de las prácticas de las comunidades en la Amazonia colombiana que habrían ayudado a que el impacto de la pandemia no fuera peor.

Esta fue una de las reflexiones en el foro “Amazonia: desigualdades, crisis y COVID-19”, organizado por la Unidad de Medios de Comunicación (Unimedios) y la Sede Amazonia de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

Jhon Jairo Chota, administrador de empresas de la UNAL Sede Amazonia y curaca de la comunidad indígena de San Sebastián de Los Lagos, explica que en su resguardo, uno de los primeros afectados, cerca del 40 % de la población se infectó.

“Manejamos la situación con los abuelos, los jóvenes y el conocimiento occidental; aunque muchas conductas, como el tapabocas, no eran muy aceptadas, aprendimos y nos reconfiguramos para que no se afectara más población”, precisó.

Recuerda que, por miedo a contagiarse, muchos indígenas dejaron a sus seres queridos, enfermos o ancianos, en las zonas urbanas para internarse en la selva, pero que muchos de ellos ya estaban infectados y contagiaron a otras comunidades.

Para Dany Mahecha, profesora de la UNAL Sede Amazonia, uno de los puntos críticos de la pandemia es el manejo de las fronteras, ya que históricamente las relaciones comerciales, familiares y sociales en ese territorio no necesariamente se rige por las fronteras político-administrativas de los países.

“Cuando los números empezaron a ser críticos se vio la incapacidad de las instituciones de salud, las deficiencias en tecnología y personal, y la ubicación geográfica. Las comunidades indígenas y la población civil se organizaron para que llegaran alimentos, bloquear la movilidad y aplicar rituales guiados por los sabedores y los mayores”, expone la docente.

“Hubo una respuesta importante que hizo que la tasa de mortalidad no fuera más alta, aunque en el Amazonas sigue siendo las más alta del país”, enfatiza.

No se puede olvidar que en Leticia el 80 % de su población vive en la informalidad y el principal sector económico es el turismo, que se frenó por la pandemia y deterioró la situación.

La profesora Mahecha indica que situaciones derivadas de la pandemia, como la desnutrición infantil y el impacto cultural por la muerte de los abuelos, empezarán a aparecer en los próximos seis meses.

Según Mónica Palma, directora del Laboratorio de Salud Pública del Amazonas, el mayor pico en el departamento se dio gracias a la búsqueda activa de casos, que no se limitaron a pruebas para las personas que llegaban a los centros de salud.

“La mortalidad fue tan alta porque las personas tenían miedo de salir y morían en sus casas”, revela la doctora Palma, y subraya que con el nuevo laboratorio se podrán diagnosticar mejor otras enfermedades de la región como malaria, dengue o tuberculosis.

Alto subregistro

Pablo Montoya, director general de Sinergias, Alianzas Estratégicas para la Salud y el Desarrollo Social, advierte que en los nueve países que comparten la cuenca amazónica se han reportado 1.481.023 casos y más de 36.000 muertes. Al 23 de noviembre, el país panamazónico con más casos en esa región era Brasil, con el 74 %, seguido por Perú con 13,9 %, Bolivia con 4,7 %, Colombia con 4,2 % y Ecuador con el 0,9 %, pero recalca que el subregistro puede llegar al 80 %.

En el caso específico de Colombia, en la Región Amazónica se mueren más personas mayores de 35 años por el nuevo coronavirus que en el resto del país. Aunque este problema viene desde antes, en las cifras de 2019 se reportaba que en la Amazonia colombiana las muertes por diarrea en niños eran 16 veces más que el promedio nacional, y el suicidio 7 veces más.

Sobre este tema, la epidemióloga Johanna Goncalves, docente de la UNAL Sede Amazonia, indica que esa región es un ejemplo de sindemia, en la que confluyen diversas enfermedades, condiciones socioeconómicas, étnicas, biológicas, políticas e históricas.

“Muchas comunidades se han retirado de la ciudad y han vuelto a cultivar alimentos en la chagra, y han retomado la medicina tradicional, por la dificultad en el acceso a la salud o a los bienes básicos; la gran lección es que si no se trabaja con las comunidades es muy difícil manejar crisis como esta”, destaca.

Según el curaca Chota, otra de las enseñanzas de la pandemia es la necesidad de que los sabedores, los abuelos y las parteras interactúen con los auxiliares de salud pública con conocimientos occidentales para así reconfigurar la atención primaria en salud.

BC Noticias

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