Opinión

Las estructuras políticas y el voto de opinión.

Por Sergio López Arias

En vísperas de los procesos de inscripción de candidaturas a los cargos de corporaciones públicas y uninominales de elección popular, para las próximas elecciones del mes de octubre de 2023, se observan en un ejercicio normal de la política las divisiones en las corporaciones públicas actuales en especial en el nivel municipal, la tendencia de afirmarse como oposición y gobierno busca el reacomodo de las diferentes fuerzas políticas en pro de la continuidad en la gobernabilidad o del cambio de los mandos políticos actuales.

El nivel ejecutivo municipal empieza previo al límite del inicio de la ley de garantías electorales a definir no solo los candidatos que garanticen esa continuidad política sino las estructuras que soportarán el ejercicio electoral que se aproxima, por ello es normal que en estos tiempos se presenten cambios en los cargos de libre nombramiento y remoción, en especial en los niveles directivos y asesores, así como la salida e ingreso de contratistas de prestación de servicios; el ejercicio final de la administración municipal se pinta entonces de decisiones menos técnicas y más políticas, la recta final estará dotada de fortalecer las estructuras con las cuales los candidatos de los gobiernos actuales puedan ganar un espacio de votación en el imaginario colectivo, no obstante, la opinión derivada de la masificación de información en las redes sociales, así como la existencia de una ciudadanía mucho más educada e informada, suman mayor peso ciudadano que las estructuras políticas actuales de los candidatos de gobierno.

Quien represente la continuidad política no tendrá la garantía de ser considerado un candidato con opciones de ganar, mucho más cuando en su momento pueda representar la continuidad de ejercicios políticos de los que en el calor de  la campaña podría ser objeto de infinidad de cuestionamientos, cuestionamientos que hoy en el manejo de la big data a la que se somete cada día el Estado, tendrá la ciudadanía una facilidad inminente de verificar la veracidad de los mismos; ser candidato del gobierno entonces no es una prenda de garantía en todos los casos, por el contrario candidatos con excelentes hojas de vida, donde se reflejan la capacidad y experiencia en el sector público, se verán opacados por el simple hecho de ser los candidatos de una continuidad política.

La opinión por tanto adquiere cada día mayor importancia, y en las estructuras derivadas de cargos  de libre nombramiento y remoción como de contratistas de prestación de servicios pareciera que se viene presentando un fenómeno interesante y es que estas personas cuando son conscientes de las dificultades o malas administraciones de los gobiernos de los que hacen parte, pero que por la necesidad de ese mínimo vital trabajan sin opinar al respecto, emprenden con la mayor cautela conversaciones con los demás candidatos, intentando abrir espacios para los nuevos periodos constitucionales.

Por ello, no debe ser extraño observar al inicio de las administraciones como personas que fueron bases de estructuras, celebran los triunfos de los candidatos de la oposición e inician a laborar en un nuevo cuatrienio con las nuevas administraciones, con lo cual no queda más que concluir que en sí las estructuras no son votos tan fijos y ciertos como se piensa, es imposible saber con quien hablan y por quien votan esa personas que se creían eran un voto obligado, mientras que la opinión, ni es obligada ni se impone al ciudadano; por ello el candidato de oposición tiene dos metas, ganar opinión y desbaratar estructura, mientras que algunos candidatos de gobierno solo se limitan a evitar opinión y vigilar sus estructuras.

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