Por Diego Armando Cárdenas Rendón
Gustavo Petro cambió tres de sus ministros a siete meses de iniciar el mandato y la razón fue la misma que los llevó a su nombramiento, el conocimiento específico de su área. Quienes se estaban desempeñando como jefes en las carteras de Educación, Cultura y Deporte contaban con tal nivel de criterio y experiencia que podían refutar sus decisiones y uno de ellos lo hizo, así que los vio como un peligro y prescindió de sus servicios.
Según el presidente; estos cambios a nuevas energías permitirán consolidar y profundizar las reformas presentadas en el Plan Nacional de Desarrollo, quizá sea cierto, pero como sabemos, los movimientos de Petro son bien pensados y no deja nada al azar, por lo que hay algo más en esta crisis.
Para los medios, la ambiciosa reforma a la salud fue la que ocasionó el remezón. El Ministro de Educación Alejandro Gaviria hizo reparos públicos a la propuesta, además, en compañía de los ministros José Antonio Ocampo y Cecilia López enviaron una carta al presidente en la que exponían las debilidades de dicha reforma. La pregunta para el caso es ¿si los tres expresaron los desaciertos del proyecto, por qué Petro despidió uno solo? Alguna razón tendrá bajo la manga para dejar en sus cargos a los otros dos autores de la carta, pero eso no quiere decir que no lo haya considerado o que no lo hará en los próximos días. Lo que sí está claro es que perder más funcionarios en este preciso momento si se convertiría en un serio problema, pues pondría en duda tanto sus capacidades como las de aquellos que le rodean. Sería un gran plato para la oposición y continuaría descendiendo su favorabilidad. Además, despedir la cabeza visible de sus contradictores internos es suficiente.
Con este breve panorama es necesario recordar dos cosas que complican el tema; primero, que Gustavo Petro llegó a la presidencia después de una gran movilización social en el país y el nombramiento de los ministros en ese contexto brindó tranquilidad a la ciudadanía. Pero sin movilizaciones y frente a la expectativa de los cambios prometidos en campaña, las labores, incluso las imágenes de los funcionarios despedidos no son tan necesarias.
En segundo lugar, Gustavo Petro buscó alianzas de todos los partidos sin importar su ideología para aumentar el capital electoral, algo que ya le está pasando factura y tiene que pagarla con cuotas políticas; lo que conduce a pensar que está buscando las excusas perfectas para hacerlo y ofrecerles participación en su gobierno. Frente a esto, el hecho de que la jefatura del MINCULTURA aún esté vacante es bastante curioso ¿lo estará guardando para encontrar aliados fuera de sus círculos y conseguir sus objetivos con quienes no comparten del todo su ideología de izquierda?
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