Opinión

Violencia contra la mujer, no es sólo una bandera política en época de elecciones.

Por: Juano Jurado

Todavía muchas personas siguen pensando que el problema de violencia contra la mujer es algo aislado, es algo que sólo le ocurren a ciertos estratos sociales y a personas con ciertas condiciones socio económicas y culturales que permiten que estos vejámenes se sigan presentando.

Tenemos en el imaginario colectivo, que la víctima de violencia es una mujer generalmente que es abnegada, poco dedicada a sí misma, de pocos recursos económicos, madre cabeza de familia y sin ningún tipo de oportunidad laboral para poder desarrollarse humana y profesionalmente.

Pero ahí, de frente, tenemos a la realidad dándonos lecciones, enseñándonos que como seres humanos todavía vivimos en una sociedad llena de estereotipos y que cuando se trata de cuestiones criminales, todavía seguimos perteneciendo a la escuela criminológica de Lombroso, donde las características para identificar a un delincuente nato estaban dictaminadas por cuestiones netamente físicas, como las características faciales y corporales de los sujetos. Pues ahora, parece que las víctimas en pleno siglo XXI también son víctimas por ser de un tamaño determinado, posición económica específica o por pertenecer a un grupo de personas que no tienen muchas oportunidades laborales y educativas.

Sin embargo, llegan hechos como los ocurridos con la Selección Española Femenina de Fútbol, quienes, tras consagrarse campeonas en el año 2023, demostrar su fuerza y gallardía, mostrar sus habilidades deportivas y llevar a las mujeres a los más alto de la élite del deporte masculino; comenzaron a ser víctimas de violencia de género desde unos micro escenarios de dominación masculina, donde todo se ha ido normalizando y ahora, nadie se acuerda de lo ocurrido.

Primero fue el mismo presidente de la Real Federación Española de Fútbol, que sin autorización de la jugadora Jenni Hermoso la tomó de la cara y le robó un beso, en plena ceremonia de celebración. Después, se supo que uno de los entrenadores de La Roja se pasó con otra de las integrantes del equipo en medio de la celebración de un gol en el certamen mundial.

Sumado a lo anterior, cuando las jugadoras denunciaron todos estos hechos y solicitaron respeto y justicia, el señor Rubiales presidente de la Real Federación Española de fútbol, salió ante los medios de comunicación no a disculparse sobre lo ocurrido, sino a justificarlo y a explicar por qué debe verse este acto de agresión contra la mujer como algo que ocurre normal y constantemente en escenarios de alegría y celebración futbolística.

Ahora, si traemos la problemática a un contexto colombiano y latinoamericano, no estamos muy lejos de lo que sigue sucediendo a nivel mundial. Por este lado del mundo también la realidad nos enseña que las víctimas de violencia no son solo las mujeres en estado de vulnerabilidad. Se conoció como una joven colombiana de 18 años fue asesinada en México, esta mujer terminó siendo relacionada como sobrina del exministro de Hacienda de Colombia, José Manuel Restrepo.

Entonces debemos comprender que no se trata de un asunto aislado de algunos estratos socio económicos, que las mujeres que aparentemente están cerca de las élites mundiales o nacionales también son víctimas de violencia, y que como se vio solo en los casos aquí referenciados, la violencia contra las mujeres se evidencia desde pequeños espacios de interacción social como espacios de celebración, espacios laborales, contextos deportivos, hasta llegar a la más terrible manifestación de la violencia contra la mujer: el feminicidio.

Lo anterior se suma a una cifra de denuncias por violencia contra la mujer que solo en Colombia durante la primera parte del año 2023 según medicina legal ya ascendían a 19.606 eventos de violencia intrafamiliar contra mujeres y 213 feminicidios.

En consecuencia, este es un recordatorio para que no dejemos de pensar en que estamos frente a una problemática latente y constante, comprendamos que países como Colombia y México siguen siendo de los principales territorios donde más se cometen actos de violencia contra las mujeres y los escenarios de poder no han permitido avances significativos en la protección de estas más allá de la creación burocrática con la creación de cargos, entidades o instituciones que luchan contra la violencia de género pero no promueven la libertad de la mujer.  

Finalmente, en épocas electorales, debemos preguntarnos ¿cuáles son los candidatos que promueven la erradicación de la violencia contra la mujer? ¿Por qué en campaña se ven a las mujeres trabajando visiblemente y a las esposas de los candidatos acompañándolos como llaveros a muchos escenarios, pero sin participación activa? Desde los Concejos, Asambleas, Alcaldías y Gobernaciones ¿Cuáles son las políticas y acciones reales de reconocimiento y participación?

Si ya están los instrumentos internacionales, la normatividad nacional y las entidades a nivel departamental y municipal ¿Qué o quién está fallando en la política pública? ¿se está utilizando a la mujer y la violencia de género como bandera policía únicamente?

BC Noticias

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