Opinión

The Last of Us: la adaptación que exhibe un evidente salto de calidad

Por Juan Camilo Agudelo

Hace un año se anunciaba con bombos y platillos el lanzamiento de una adaptación, en formato serie, del exitoso juego de Playstation ‘The Last of Us’, la producción estaría en manos de HBO, gigante de la televisión que ha tenido entre su larga lista de éxitos títulos como: The Sopranos, The Wire, Band of Brothers, Game of Thrones, Chernobyl, Succession o la más reciente, The White Lotus.

Es grande la expectativa para los fanáticos cuando se realizan esta clase de anuncios —al margen de las pretensiones comerciales—, pero pesa más el temor de que el resultado sea fallido. Basta con mencionar el caso relativamente reciente de Resident Evil y el intento de Netflix por resucitar una saga, esta vez adaptada a serie, para que terminara cancelada luego de una primera temporada. ¿Crónica de una muerte anunciada? El público no respondió y el salto de calidad esperado solo llevó al recordatorio obligado, por simple nostalgia, de aquel sexteto de películas protagonizado por Milla Jovovich.

Este segmento de adaptaciones de videojuegos suele privilegiar calidad visual por encima del propio contenido o desarrollo del guion, y es allí donde se topan con una fanaticada bastante exigente; el deseo es encontrar fidelidad en cuanto a la historia, desarrollo de personajes y por supuesto, viniendo de un videojuego, unos correctos efectos especiales a la par con diseño de producción, fotografía y vestuario, ¿será mucho pedir? O se convierte en un fracaso rotundo o adquiere el estatus de olvidable.

Pues bien, ese no parece ser el caso de la serie que nos compete citar en esta oportunidad.

Desde el casting, catalogado como un verdadero acierto por la elección Pedro Pascal y Bella Ramsey para dar vida a los personajes principales, hasta la manera en la que han recreado muchas de las escenas y situaciones del videojuego desarrollado por Naughty Dog. La recepción ha sido prácticamente unánime por parte de gamers, quienes conocen perfectamente la historia, y de los espectadores que frecuentan shows televisivos y consumen toda clase de películas.

Hoy podemos comprobar, a unos cuantos episodios del final de su primera temporada, que la serie se ha convertido en un verdadero fenómeno; el aumento de su audiencia ha sido prácticamente exponencial capítulo tras capítulo y, paralelamente, se han impulsado las ventas de los dos volúmenes del videojuego. Es necesario elogiar una propuesta que no se ha conformado con el impulso básico de ofrecer dosis excesivas de acción, pues sí que se han esforzado por entregar un material en el que hay lugar para el drama, la comedia y el suspenso; todo en la justa proporción, sin forzar situaciones y sin el afán de ser complaciente con lo que se considera políticamente correcto. Mientras sus protagonistas, quienes parten como dos extraños, comienzan a exhibir rasgos de complicidad, de un cariño digno de padre e hija en medio de un escenario postapocalíptico para nada alejado de la realidad.

El modelo de HBO nos invita a una reflexión sobre cómo deberían proceder las plataformas al momento de liberar sus estrenos; ¿tener toda la temporada de una vez o esperar una semana por cada nuevo episodio? Al parecer, sigue pesando más el modelo clásico, el de la era pre-streaming, ese que nos obliga a estar pegados a la silla en un día y una hora específica; mientras los dueños de dichas plataformas se frotan las manos al garantizar por lo menos uno o dos meses más de suscripción de millones de personas alrededor del mundo. Movida comercial o no, merece la pena la inversión.

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