Opinión

Una carta a mi amigo el Gobernador

Por Sergio López Arias

Regresar a la labor social y recorrer veredas y barrios es tocar el corazón nuevamente de las realidades en las que viven muchas familias, en especial nuestros niños; para muchos de ellos estudiar es más que aprender, es alimentarse, no solo de conocimiento sino de garantizar la posibilidad de un desayuno y, en algunos casos, de un buen almuerzo.

Un plato de comida que puede ser mínimo en sus hogares pero que gracias a políticas públicas como el Plan de Alimentación Escolar (PAE) garantizan ese derecho al mínimo vital que deben tener nuestros niños. En la primera reunión del año en curso, escuchar que en Caldas muchos niños disfrutan de este programa no debe llenarnos de alegría porque deberían ser todos. Escuchar que están asegurados casi todos los días del calendario escolar no debe ser motivo de una buena planificación; por el contrario, es un mensaje urgente de atender este proyecto como prioridad sobre muchas más necesidades que tiene nuestro departamento.

No sin antes dejar un sinsabor, es comprender que el PAE solo opera los días del calendario escolar, como si los sábados y domingos los niños se olvidaran de lo que puede ser una situación de hambre; o si los festivos, que celebran tantas familias con la posibilidad de comer y tener un espacio de esparcimiento con sus hijos, son realidades de tristeza para tantos niños que ven un día más sin poder recibir una buena alimentación. ¿Qué decir entonces de las vacaciones de mitad y de final de año, Gobernador, amigo, médico humano? No los olvide en este Plan de Desarrollo que construye con cada uno de los municipios. Su huella en este cuatrienio podrá ser esta bandera que le aseguro será el punto de partida para que los demás mandatarios departamentales que lo sucedan la mantengan en el tiempo.

Usted, con sus buenos tratos y el excelente equipo que lo acompaña, tiene la capacidad no solo de buscar las fuentes de financiación pública, sino además de convocar a los sectores empresariales alrededor de lo que debería ser una de las mayores prioridades de nuestro Departamento: «Un Caldas sin hambre». No podrá, para un médico de las calidades humanas suyas, pensar en que su paso como mandatario departamental en la historia, pueda dejar como resultados las mismas obras de cemento en vías y vivienda de sus antecesores.

Su huella debe quedar en aquellos que por muchos años fueron sus pacientes, en las realidades que lo llevaron paralelamente desde su consultorio médico a ingresar en esas turbias aguas de la política en defensa de los más desvalidos, y ¿quién más frágil que nuestros niños, señor Gobernador? Usted se podrá imaginar tener por primera vez en Caldas un programa de nutrición los 365 días al año para nuestros niños, extender los fines de semana, festivos y épocas de vacaciones en actividades de recreación y cultura unidos a la alimentación escolar de todos los niños de Caldas, garantizar que las aulas y los establecimientos educativos nunca más queden solos, que los niños tengan una agenda que no va a parar, y que en medio de ella lo único que deje de existir sea el hambre, porque la alegría, la nutrición, el deporte y la cultura serán la plataforma de vida que nuestro médico gobernador dejará en cada una de las familias de los municipios de nuestro departamento. Un abrazo, gobernador.

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