Rama judicial de Manizales sembró 100 árboles

RCon el fin de promover la conservación del medio ambiente, mitigar el impacto de generación de dióxido de carbono en el desarrollo de las actividades institucionales y generar conciencia ambiental en la comunidad judicial, se llevó a cabo la Primera Siembratón Judicial, actividad en la que se vinculó a los despachos judiciales, centros de servicio y demás áreas de la Rama Judicial, para la siembra de 100 ejemplares de roble y guayacán.

La entrega de los árboles se realizó el viernes 15 de febrero en las instalaciones del Palacio de Justicia “Fanny González Franco” y su siembra fue el sábado 16 en el Parque Bicentenario Bosque Popular el Prado.

Este acto fue posible gracias a un convenio entre la Dirección Ejecutiva Seccional de Administración Judicial de Caldas, el Consejo Seccional de la Judicatura de Caldas y la Corporación Autónoma Regional de Caldas –Corpocaldas, entidad que donó los árboles. 

“Para esta campaña se contó con el apoyo del Tribunal Superior de Manizales, el Tribunal Administrativo de Caldas, la Alcaldía de Manizales mediante la Secretaría de Medio Ambiente y Aguas de Manizales”, comentó el doctor José Fernando Salazar Chaves, director ejecutivo seccional de Administración Judicial de Caldas.  

La iniciativa, presente en la implementación del Sistema Integrado de Gestión del Medio Ambiente, busca vincular a los servidores y funcionarios judiciales en el cuidado del entorno. 

De acuerdo con cifras del Sistema de Gestión Ambiental de la Rama demostraron que en 2017, se emitieron solo en el Palacio de Justicia “Fanny González Franco” 68.20 toneladas de dióxido de carbono. El promedio de consumo en el recinto durante ese año fue de 68.640 kilowatts de energía, generando en la atmósfera 6 toneladas mensuales de CO2.   

Con la ayuda de estas campañas, la Rama tiene previsto certificar su Sistema de Gestión Ambiental, bajo la norma ISO 14001 Versión 2015. *

Según el Jefe de Talento Humano de La Rama Judicial en Caldas, la importancia de árboles como el roble, donado para esta actividad, radica en su capacidad de absorber anualmente entre 120 y 150 kilogramos de CO2, cuando este lleva entre 3 y 5 años de sembrado. “Es una especie muy importante para mitigar el impacto de la huella de carbono”.

Adicionalmente, el roble es un árbol que ayuda al amarre de los suelos en zonas de pendiente y evita el golpe de agua en las superficies cuando llueve. En ambos casos se busca hacerle frente a una posible erosión, sostiene Wilmar Gálvez, técnico operativo del Grupo de Biodiversidad y Ecosistema de Corpocaldas.

Esta es una especie en vía de extinción que puede llegar a medir hasta 40 metros de alto y tener un ciclo de vida de 100 a 200 años, aproximadamente. 

Para un seguimiento apropiado al árbol sembrado, Wilmar Gálvez recomienda mantener la zona desprovista de otras vegetaciones que obstaculicen su crecimiento, fertilizarlo cuatro veces durante el primer año y tres veces en el segundo.

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