Opinión

¡Mayday Colombia!

Por Germán Sarasty Quintero – Abogado.

La campaña presidencial se ha caracterizado porque candidatos y seguidores, se han dedicado a la mutua injuria, el agravio y los Fake News con escases de propuestas. El abanico de aspirantes no se caracteriza por sus capacidades para converger las expectativas de los colombianos.

Candidatos sin propuestas que solo encuentran en su teléfono celular la tabla de salvación a su notorio desconocimiento de país cuando se llega la hora de responder en los debates programados por medios de comunicación con candidato propio, por otra parte, turistas que aparecen cada cuatro años a postular su predecible y fallido nombre para en la recta final declinar  y como meretriz de la democracia, arrimársele a quien pueda perfilarse ganador y así aspirar a sus acostumbradas tajadas burocráticas, otros que buscando cautivar, posan de independientes y teniendo como antecedente una aceptable gestión regional confunden al elector con ideas no aplicables desde la presidencia acompañadas de discursos populistas que enamoran incautos con esa poética utopía.

Finalmente se encuentra quien no hace parte de ese centro-derecha que ha gobernado tradicionalmente, quien halla respaldo no porque posea la fórmula mesiánica que equivocadamente sus seguidores piensan que tiene, para conjurar los estigmas de la patria, tampoco por quienes lo acompañan, pues da asco observar cómo sus principales escuderos son lo más pútrido de la clase política tradicional que creen haber encontrado en el candidato un colador al bagazo de sus pecados y eso, sin contar los que desde la clandestinidad desangraron a Colombia y ahora desde el congreso donde los acomodó el indulto del establecimiento, se rasgan las vestiduras en defensa de la vida y la paz que es lema de su candidato. No.

El principal respaldo de este último es el reflejo que deja un gobierno saliente que encarna el mejor ejemplo de lo que es el No Ser un presidente. Los colombianos nos encontramos confrontados ni siquiera electoralmente, sino en un odio casi fratricida donde nos dividimos en buenos y malos, cada uno creyendo a su candidato el salvador.

La manifestación de intención de voto significa el sometimiento al insulto por parte de algunos y por la descalificación de otros muy recientes “lectores consumados”, que pontifican risiblemente sabiduría, cuando no pasan de ser autómatas replicadores de un Tweet y asiduos recurrentes de las dos “viejas confiables” de suplir su carencia de argumentos ubicando a unos y otros entre “paracos” o “guerrilleros” de acuerdo a la intención de voto.

Amo a Colombia y no sería tan carente de nobleza de aprovechar el espacio que BC NOTICIAS me ha brindado para invitar desde mi posición como ciudadano a votar como es nuestro deber. Colombia a través de la historia ha padecido todas las formas de violencia y quien gane la presidencia tendrá primero la obligación de parar la guerra de opinión que ha permeado todas las relaciones humanas entre los colombianos. Independientemente de quien sea nuestro próximo mandatario acá tendremos que seguir viviendo o sobreviviendo. Hagámoslo más soportable.  

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