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Sedimentos y moluscos, contaminados por residuos que llegan al mar

Sedimentos que llegan al océano por los combustibles de vehículos o lanchas, la quema de biomasa o los derrames de crudo provocados por embarcaciones y atentados contra los oleoductos, se adhieren al ecosistema marino y a ciertos moluscos –como conchas o almejas–, lo que representaría un riesgo para la salud humana.

Así lo evidencia en su trabajo de maestría el ingeniero químico Jesús Alberto Angulo, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, quien mostró la cantidad de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs) presentes en distintos tipos de sedimentos recogidos en la bahía de Tumaco (Nariño).

“El material cae a los ríos y desemboca en los estuarios, llega al ecosistema marino y debido a su propiedad hidrófoba (sin afinidad de absorberse en el agua) van al fondo del mar y se adhieren a los sedimentos marinos, a través de los cuales se puede monitorear la presencia de estos compuestos”, explica el ingeniero.

El otro método de análisis son los bioindicadores a través de los bivalvos o moluscos, los cuales se pueden alimentar mediante filtración del agua o por digestión y asimilación de sedimentos, y al consumirlos acumulan compuestos que representan un riesgo para el ser humano.

Los bivalvos, a diferencia de otras especies marinas, no son capaces de metabolizar estos contaminantes, y por lo tanto tienden a acumularlo en su organismo, especialmente en su tejido graso.

Los compuestos contaminantes presentes en el petróleo, los combustibles o derivados de la combustión o quema de biomasa, están conformados por dos o más anillos de benceno, y según estudios pueden producir cáncer o mutaciones en humanos y animales, además de ser tóxicos para el medioambiente.

El investigador explica que debido a esto se han realizado estudios para analizar la presencia de estos contaminantes, que se pueden acumular en distintos sitios como el suelo, sedimentos, aire, partículas y alimentos, entre otros.

Presencia en alimentos para humanos

El ingeniero evaluó el riesgo para personas y ecosistemas mediante indicadores y luego determinó relaciones de diagnóstico para identificar las posibles fuentes de contaminación en los sedimentos de la bahía de Tumaco, ya fueran petrogénicas o por combustión de hidrocarburos, o también por quema de biomasa como carbón, leña y otros combustibles.

Para determinar los puntos de muestreo se hizo un estudio previo con base en el histórico de derrames de crudo reportados en esta región y en un estudio publicado por el Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Pacífico, en el cual se categoriza la bahía de Tumaco según el riesgo de afectación por derrames de crudos.

Uno de los puntos de muestreo fue en la desembocadura del río Rosario, el cual ha sido afectado por derrames de crudo generados por la ruptura del oleoducto trasandino. Los puntos de muestreo fueron 13, de los cuales se tomaron 12 muestras de sedimentos y 20 de bivalvos.

Para ejecutar el proyecto se contó con el apoyo del trabajo “Líquenes de alta montaña como potenciales indicadores pasivos de la contaminación atmosférica”, un convenio interinstitucional entre la UNAL, la Universidad de Caldas y el Parque Nacional Natural los Nevados, liderado desde la UNAL por la profesora Beatriz Aristizábal y desde la U. de Caldas por el profesor Milton Rosero.

Los sedimentos se recogieron con una draga de acero inoxidable facilitada por el Laboratorio de Hidráulica del Grupo de Trabajo Académico en Ingeniería Hidráulica y Ambiental de la UNAL Sede Manizales. Para los moluscos se hizo de manera manual en los manglares.

Para analizar las muestras, el investigador hizo una pasantía de tres meses en la Universidad Federal de Paraná, en Brasil, donde trabajó con el Grupo de Investigación en Química Ambiental, experto en estos estudios, y optimizó su metodología analítica mediante cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas, una técnica avanzada de la química analítica instrumental.

Dado que en Colombia no se cuenta con una norma para los sedimentos, los resultados obtenidos se compararon con una resolución canadiense, en la cual se encontró que ninguna muestra sobrepasó esos límites establecidos.

Frente al tema de los bivalvos sí existe una norma colombiana –adaptada de la europea– y con base en esta se determinó que en cuatro muestras se sobrepasó el límite, es decir que no son aptas para el consumo humano.

Aunque el investigador aclara que la norma es estricta en Colombia para establecer límites de presencia de los compuestos en los bivalvos, destaca la importancia de que se trabaje en una nueva reglamentación para regular estos niveles en los sedimentos, dada la importancia que juega en los ecosistemas.

BC Noticias

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