Opinión

¿Las elecciones más sucias?

Por Oscar Adrián Giraldo Santa

Tire y afloje de candidatos, militantes y simpatizantes, insultos, mentiras y más mentiras. En eso se convirtió esta campaña presidencial entre Gustavo Petro y Rodolfo Hérnandez, las redes sociales hierven, los enfrentamientos se trasladaron a las calles.

Aunque tampoco podemos dejar de lado lo que está ocurriendo, la política es parte importante de toda sociedad y callarnos no es opcional, más cuando estamos pasando por un momento crucial de la historia. Maromas hacen los partidos tradicionales que perdieron terreno y sus más infames representantes ahora buscan campo en algún lado para no perderse la gallinita de los huevos de oro.

Oímos a diario que esta campaña presidencial ha sido la más cochina y es tal vez la percepción cuando nos llegan toneladas de información y desinformación, cuando tenemos un mayor acceso a medios de comunicación y a internet. De dónde sacarán que esta es la peor, como si este país no hubiera padecido grandes fraudes como el Frente Nacional y cómo llegó Misael Pastrana al poder.

Imagínese querido lector que hubo unas elecciones en las que mataron a cuatro candidatos: Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Luis Carlos Galán y Carlos Pizarro. A la presidencia en 1990 llegó César Gaviria, del Partido Liberal, un personaje que hoy, 32 años después, sigue vigente y con un poder inimaginable.

No olvidemos tampoco 1994, cuando Ernesto Samper Pizano obtuvo la presidencia y arrancó el famoso Proceso 8000, lo investigaron por supuestamente haber recibido dinero del narcotráfico. Aunque no se logró comprobar que el Cartel de Cali lo hubiera financiado, Estados Unidos descertificó a Colombia y le quitó la visa.

Y si nos seguimos remitiendo a la historia de las elecciones en Colombia, cómo dejar de lado la violencia, previa a la creación del Frente Nacional, tiempo durante el que la muerte reinó y portar un trapo azul o rojo era suficiente para ganarse un tiro en la sien, el corte franela o blandir machetes ante la mínima provocación. Sí, como en esa época, todavía vivimos así.

Fue el Bogotazo, tras el asesinato de otro candidato presidencial, el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, parte de esta espiral de violencia y de suciedad que siempre ha rodeado las elecciones presidenciales en este país.

Y si nos remitimos a la historia reciente, bien sabemos qué terrible legado plagado de división nos dejaron Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos. De la campaña de hace cuatro años, ni olvidar la falsa campaña contra Gustavo Petro, a quien nos quisieron mostrar como un comunista, criminal y enemigo de las libertades que nos iba a volver como Venezuela. ¿Sucias estas elecciones? Con toda seguridad, sí, pero lejos están de ser como las pasadas. Este domingo sabremos quién dirigirá al país durante cuatro años, y al igual que eso, también tendremos la certeza de que la división nos seguirá rodeando.

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