Por Sergio López Arias
Quienes compartimos el gusto por la política, podemos identificar en la experiencia y la calma que brindan los años, dos grandes herramientas que permiten coexistir en la diferencia, es parte esencial de la misma la existencia de poderes contrapuestos, no en vano hace parte del núcleo esencial de la democracia, el respeto y las garantías a la oposición política.
Hoy el país observa en dos personajes históricos como lo son el actual presidente Gustavo Petro y el expresidente Álvaro Uribe, como la decencia, la calma y el respeto permitan que ambos se sienten en medio de la diferencia en fijar posturas sobre el futuro de Colombia, la política es entonces un arte donde al ciudadano se le encanta y enamora de unas posturas o ideas políticas, sin eliminar al contradictor, por el contrario no hay agente más importante que la oposición, es en ultimas quien lo cuida y está pendiente de hacer llamados de atención a tiempo, es más fiel la oposición que los amigos gobiernistas, estos últimos siempre tienden a convertirse en comités de aplausos para los mandatarios de turno, al final pierden el respeto en opinar ante el temor de ver comprometidos los acuerdos partidistas respectivos, eso sí, son quienes terminan cambiando su postura para los últimos momentos del mandato, los acuerdos son efímeros y su comportamiento es variable en cuanto más transcurre él periodo del mandato del ejecutivo, es de decir a más tiempo de mandato menor poder se tiene.
Por tanto los años en este ejercicio nos enseñan que no hay mejor compañero para gobernar que una buena oposición, una que se sienta tranquila en hablar, en opinar, hasta en manifestarse, una oposición que realice verdaderos controles políticos, que estudien debidamente los proyectos de ley, que se preocupen por verificar el manejo del erario público, por ello hoy rescato el esfuerzo que hace el país en buscar espacios para que las partes se sienten en hablar del futuro de Colombia, rescato que se manifiestan los contra, y que hablen los pro, rescato que se llamen a los organismos de seguridad ante cualquier intento de riesgo en la persona y su familia como le paso a la senadora María Fernanda Cabal.
Esperemos que está forma de actuar pueda motivar a muchos parlamentarios en desarrollar un trabajo desde lo técnico, y no desde lo personal, hoy Colombia necesita debates que muestren la dimensión objetiva de las problemáticas y las posibles soluciones, se necesitan debates con altura, debates donde la academia se pronuncie y permita que tanto docentes como estudiantes salgan del aula de clase, y validen las diferentes posturas de los movimientos políticos en sus discusiones legislativas; a la oposición hay que cuidarla, hay que dejarla hablar, analizar, cuestionar, intervenir, solo entendiendo que la misma es importante en un Estado democrático, podremos comprender que la igualdad en la participación política solo se logra en el respeto a la diferencia de pensar y opinar.
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