Por Yoiver Giraldo
Los primeros meses del Gobierno del presidente Gustavo Petro han estado llenos de múltiples decisiones, propuestas controvertidas, promesas de cambio y mucha incertidumbre en temas de alta relevancia como la reforma pensional, la reforma a la salud y por supuesto la intención de acabar con la explotación de petróleo, entre otros.
La cantidad de anuncios y la falta de claridad para explicarlos ha evidenciado los problemas que tiene el actual Gobierno para comunicar con efectividad sus proyectos y aún más importante el beneficios que estos traerían para los ciudadanos. Pero si bien estos desaciertos se conocen en el escenario público parten de deficiencias notables en la estrategia de comunicación interna, lo que ha conllevado a varias contradicciones entre los ministros e incluso entre estos y el propio presidente, quien ha elegido a Twitter como su mejor aliado para tratar de justificar las desafortunadas declaraciones que ha hecho su gabinete.
El afán por querer visibilizar propuestas no ha permitido que las conversaciones internas entre los altos funcionarios de la presidencia tengan la madurez necesaria para obtener consensos claros y definidos y no caer así en hablar mucho pero comunicar muy poco; como le ha ocurrido principalmente a la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez y al ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo. Aunque no son los únicos han sobresalido por sus diferencias al referirse a temas en los que las dos carteras deberían estar alineadas. Lo anterior es una de las situaciones que revela que los desafíos en materia de comunicación del Gobierno Petro también están en el ámbito interno para lograr consolidar un equipo de trabajo coordinado y cohesionado que genere confianza y no incertidumbre, como ha sucedido hasta ahora.
Por décadas la comunicación interna ha sido la cenicienta de las relaciones públicas, pero su valor en las organizaciones se ha incrementado exponencialmente en los últimos años. Las entidades gubernamentales y quienes lideran el país no deberían obviar esta realidad y por el contrario aprovechar la gran oportunidad que tienen de gestionar mejor sus procesos fortaleciendo esta comunicación. De su calidad depende en gran parte los resultados que las personas perciben.
Se nota un Gobierno con ganas de aprovechar cada día para no quedarse en el discurso y lograr transformaciones tangibles como lo prometieron en campaña. A ese ritmo los retos de comunicación son mayores para que, entre otras cosas, cada día sean más las personas que consideren que Colombia está mejorando; teniendo en cuenta que de acuerdo a una reciente encuesta de la firma Invamer sólo el 24% de los ciudadanos así lo piensa.
Sí, es muy importante informar continuamente sobre lo que se está haciendo, pero el éxito de la comunicación externa parte de una buena comunicación interna. Al final todo empieza por casa y por el bien del país necesitamos funcionarios que estén a la altura y entiendan que la comunicación no es un adorno, sino un pilar.
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