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Internet aún no es un activo productivo para Colombia

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Sin importar condición socioeconómica, edad o territorio donde se esté, el principal uso de internet en Colombia es para redes sociales. El país necesita políticas públicas que conviertan esta tecnología en una herramienta de desarrollo social.

En Colombia existe una brecha digital enorme entre los sectores rurales y urbanos en el acceso a internet. Más grave aún: entre quienes lo usan existe un alto grado de analfabetismo digital, debido a que el uso se limita al consumo en redes sociales y no a la producción de conocimiento y la potencialización del aprendizaje, como ocurre en países desarrollados.

Estos datos, que surgen de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2019 del DANE, forman parte de los insumos que utilizó Jesús Fernando Barrios Ordóñez para su investigación en la Maestría en Ciencias Económicas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL).

En su tesis, que obtuvo mención meritoria, el investigador identifica los determinantes que afectan la disponibilidad de internet y los dispositivos de ingreso, así como las habilidades requeridas para que los hogares colombianos lo utilicen.

Al respecto, como lo han hallado otros estudios internacionales, la desigualdad en el acceso se relaciona estrechamente con el nivel de ingreso, de educación y de la zona donde se ubique la persona o la comunidad.

Por ejemplo en las ciudades, quienes están en el grupo de bajo poder adquisitivo suelen tener pocas posibilidades de conectarse a la web, y el poco tiempo de navegación del que disponen lo utilizan casi exclusivamente para entretenimiento.

A los demás grupos socioeconómicos en las ciudades nos les va mejor, puesto que también centran el uso de internet en esparcimiento y poco para su desarrollo personal. En los sectores rurales el panorama empeora, porque es muy escasa la infraestructura y hay mínimas o incluso nulas capacidades para utilizarlo como herramienta productiva.

Cuanto más lejos, menos cobertura
El magíster Barrios asegura que en Colombia solo el 43,3 % de los hogares tiene acceso a la “superautopista de la información”, con mayor probabilidad para aquellos que viven en las cabeceras, que es del 70 %.

En los centros poblados y las áreas rurales dispersas solo el 34 % de la población usa el servicio, en especial las mujeres. Frente al nivel socioeconómico, en los estratos 5 y 6 hay una cobertura superior al 80% y en el 1 de un 29 %. Por otro lado, el empleo de esta tecnología disminuye con la edad, pero aumenta según el nivel de estudio.

En cuanto a las razones que aducen las personas para no utilizar internet están: no saber usarlo (43,8 %), no lo considera necesario (29,9 %) y razones asociadas con la infraestructura (26,2 %), principalmente. En este último caso, en efecto a los hogares en regiones remotas les resulta muy costoso contratar el servicio o simplemente las empresas prestadoras no extienden las redes hasta determinados lugares apartados.

El magíster afirma que el Gobierno tiene retos enormes para convertir el internet en un activo productivo para Colombia: “por un lado, debería hacer grandes esfuerzos para invertir en infraestructura y llegar a los territorios donde la empresa privada no lo hace. Por otro, establecer políticas públicas que permitan crear las condiciones para que esta tecnología sea usada como herramienta de formación, para crear contenidos de valor, incentivar el comercio electrónico, utilizar la banca electrónica y acceder al gobierno en línea, entre otras posibilidades”.

También menciona que al país le urge cerrar la brecha digital para, entre otros aspectos, responder con la Agenda 2030 (Objetivos de Desarrollo Sostenible), que señala la necesidad de aumentar significativamente el acceso universal a las TIC.

Así mismo, para estructurar programas digitales que se correspondan con el contexto social, cultural y educacional del país, pensados para todos los rangos de edad y la condición laboral, indistintamente del lugar de residencia. “Todo esto con miras de crear un vínculo entre las necesidades de las actividades productivas y las recreativas, bajo una infraestructura tecnológica más barata y de buena calidad”.

Con su trabajo de investigación, el profesor Barrios validó la hipótesis de que además de las condiciones socioeconómicas, el conocimiento que el hogar tenga sobre el uso de dispositivos y de las tecnologías de la información, observado a través de la educación, definen el buen manejo de la red.

Y concluye que un alto porcentaje de la población colombiana aún se encuentra excluida del acceso y del uso real y efectivo de internet, especialmente la población con menor logro educativo y que reside en los centros poblados rurales dispersos. Por lo tanto, son comunidades que se encuentran excluidas de los beneficios que esta tecnología ofrece, tales como oportunidades económicas (empleo, por ejemplo), asistencia social y participación en el gobierno en línea.

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