Opinión

Indignados, de cristal, lo que quieran…pero…

Por Camilo Andrés Salcedo

Se viven tiempos muy difíciles, de miedos e incertidumbres, de mucha inseguridad, violencia, tabúes, censura, narcotráfico, bullying, extorsiones, ciberacoso, relaciones tóxicas, pandemia, momentos de inmediatez y presiones sociales fuertes, padre ausente, madres que trabajan, abuelos ya cansados, vecinos apáticos, en fin, es lo que hay.

Los cambios generacionales en las estructuras y ecosistemas sociales se han presentado como la gran novedad y con mayor arraigo en esta esta última década de convivencia. Los procesos de aceptación y resiliencia que hemos tenido que emprender los “guardapolvo” (según ellos) de las buenas costumbres, han sido marcados por la lentitud emocional de lo que significa aprender a compartir modos, tiempo y espacio con la diversidad de pensamientos y pareceres.

Ha sido tan constante la lucha con aquellos demonios conservadores y de instintos de conservación, que hemos caído en los insignificantes yerros de la intolerancia, terquedad y tozudez. Nos ha faltado serenidad, coherencia y conocimiento para saber cómo actuar sin equivocarnos, seguramente sin la menor intención de hacerlo, pero lo hemos hecho.

Entendamos de una vez por todas que los juicios de valor ya debemos sacarlos de nuestra libreta de apuntes, asimismo, los prejuicios y las ideas retrógradas. Sí, estamos en un momento coyuntural de cambios…pero….

…aquí viene el pero, y ahora es cuando es, para toda esa respetable generación “X”,”Y”,”Z”, alfa, omega, beta, o como los quieran situar en este espectro de nuevas tendencias comportamentales y antropológicas de la humanidad. Se les acepta, se les asume, se les adopta…Pero

No puede ser que todo este cambio deba implicar el abandono absoluto de los códigos mínimos de convivencia y respeto por los demás integrantes de esta misma tribu urbana en la que vivimos todos, en referencia a los mensajes y diálogos que intercambiamos en la cotidianeidad. Ayúdennos a entenderlos y a asimilarlos a la mayor brevedad posible, es que ustedes tampoco colaboran, no saludan, miran rayado, responden trastornados, o no responden que es peor, se burlan, son agresivos y exacerban, tienen un permanente delirio de persecución, creen que todo el mundo los ataca.

Nos estamos acostumbrando a ustedes que están reclamando un espacio en la sociedad, y es que están en todo su derecho, pero por lo que más quieran, no supriman las Leyes de Saussure, aún existe un significante y un significado en el lenguaje y la lingüística de los humanos.

Y a todos los que me siguen en edad (46 años) apliquemos la máxima de Stephen Hawking: “Inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios”. No es con estigmatización, ni con exclusión que debemos asumir este reto, los invito a que hagamos las cosas más fáciles, de seguro que en el hogar de cada uno ya existe esa figura diferente, esa persona con características particulares pero buena en todo el sentido de la palabra, tanto en el significante y el significado, seamos inteligentes, amemos sin atenuantes a quien lo merezca, y al que no, la selección natural se encargará de él.

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