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Faltan cerca de 55 millones de vacunas para cumplir meta en Colombia

Aunque en las últimas semanas se ha alcanzado un buen ritmo de vacunación –con un promedio de 300.000 dosis diarias–, para cumplir la meta de 34.234.649 de colombianos inmunizados a finales de 2021 –lo que equivaldría a más de 68 millones de dosis–, faltaría aplicar unas 55 millones de dosis

Esto si se tiene en cuenta que hasta el momento se han vacunado alrededor de  11 millones de personas, 6 millones con el esquema completo y 5 millones con la primera dosis.

Así lo estimaron los expertos de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Claudia Vacca, directora del Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder, y Fernando Pío de la Hoz, epidemiólogo y docente de la Facultad de Medicina.

Durante una nueva sesión del programa Salud UNAL contigo, centrada en el tema “Preguntas y respuestas sobre la vacunación contra el COVID-19 en Colombia”, los docentes mencionaron que pese a los avances en el ritmo de vacunación, se calcula que solo hasta finales del presente año se podría alcanzar la meta de vacunación propuesta por el Gobierno nacional.

El profesor De la Hoz amplió que aún con un ritmo de vacunación como el que se ha logrado en los últimos días se necesitarían 160 días para completar esos millones de dosis.

Señaló además que “teniendo en cuenta que el 65 % de los colombianos han tenido contacto con el virus de alguna manera, es decir con la infección natural, lo que la vacunación puede aportar en materia de inmunidad poblacional es limitado”.

Efectos adversos

Con respecto a la información de efectos adversos y farmacovigilancia, la profesora Vacca indicó que el 30 de mayo se publicó un informe de los eventos asociados con la vacunación, acumulados de los 3 meses que lleva: desde el 17 de febrero hasta el 15 de mayo.

El informe descriptivo indicaba que se habían presentado un poco más de 3.000 efectos adversos, pero la frecuencia y el tipo del evento era muy similar a los hallazgos de otros programas de farmacovigilancia de América Latina, es decir dolor de cabeza y en la zona de aplicación, y malestares menores.

Destacó que, “el informe menciona alrededor de 500 eventos adversos considerados graves, pero no describe las características ni los sistemas orgánicos en los que se presentaron”.

Sin embargo, dijo que se desconocen las características de 500 eventos adversos considerados graves, lo que significa que generaron incapacidad, algún tipo hospitalización o pusieron en riesgo la vida.

Sistema transparente

En ese sentido, advierte que “más allá del temor por este tipo de hallazgos –que en frecuencia es bajo con respecto a las dosis– es importante que la gente conozca cuáles son los signos y síntomas para que acuda a la EPS o los hospitales y notifiquen las molestias que se están presentando de manera que se pueda intervenir rápidamente y evitar complicaciones”.

Agregó que “si esto no se hace y las personas sienten que no fueron atendidas adecuadamente, lo que va a suceder es que no completan su esquema de vacunación y no van a la segunda dosis, o le cuentan a su familia y allegados que se sintieron mal, que la vacunación fue un problema, y harán que expanda una ola desconfianza sobre la vacunación”.

“Un sistema de farmacovigilancia robusto comunica, es transparente, explica a la ciudadanía la forma como se debe notificar este tipo de efectos adversos e interviene rápidamente para evitar complicaciones; me temo que es una de las grandes deficiencias que hemos observado en términos de manejo de la información”, enfatizó la experta.

Combatir la infodemia

Para los profesores Vacca y De la Hoz, una de las grandes debilidades es la estrategia de información con respecto a la vacunación. Además de ser insuficiente y confusa, tiene que afrontar el impacto de las noticias falsas, subrayan.

El epidemiólogo De la Hoz mencionó que se empezó a hablar de vacunas mucho antes de que llegaran y ahora que están llegando, solo desde el último mes la vacunación corre, pero con limitaciones”.

Añadió, que “ahora, con el cruce de información sobre los intervalos entre la primera y segunda dosis, no se puede hablar de que ‘científicamente’ es viable cambiar los tiempos entre una dosis y otra, en medio de un pico en el cual lo que se necesita es un esquema completo. Por su parte la profesora Vacca mencionó que desde el Centro de Pensamiento se están impulsando estrategias que buscan precisamente contrarrestar la desinformación. Una de ellos se llama “Vacunando la infodemia”, que consiste en recoger la información que circula en grupos de WhatsApp y revisar si está generando comportamientos distintos o resistencia, y a través de quienes comparten esa información desmitificar o corregir con el propio lenguaje de las personas

BC Noticias

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