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Excombatiente comparte su maternidad con Johana Bahamón

Esta es la historia de amor y, de maternidad, de Claribel Mosquera y Johana Bahamón. Es la historia de dos mujeres que se conocieron en la cárcel. La primera, excombatiente, y la segunda, actriz, que se cruzó en el camino de Claribel para darle luz a su vida. Es la historia de dos mamás que comparten la misma hija. Una historia de paz, perdón y reconciliación.

Claribel hace parte del proceso de reintegración especial que lidera la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), entidad que le ha brindado acompañamiento psicosocial y atención integral en su proceso a su nuevo contexto.

“En la ARN llevamos 18 años adelantando acciones encaminadas a eliminar la estigmatización de las mujeres, disminuir barreras, contribuir a su autonomía e impulsar su participación, bajo la política de Paz con Legalidad del presidente Iván Duque. También identificamos sus necesidades para desarrollar estrategias integrales que aporten al avance en derechos y al cierre de brechas de género y contribuyan a mejorar la calidad de vida de ellas y sus familias”, expresó Andrés Felipe Stapper, director general de la ARN.

Claribel tiene 37 años y trabaja en el Eje Cafetero en una de las empresas aliadas de la Fundación Acción Interna, que beneficia a la población carcelaria y a los que cumplieron su

condena. Su voz contagia y se le hincha el corazón con cada frase que pronuncia para referirse a su historia con Johana Bahamón.

“Ella significa mucho en mi vida porque gracias a su amor, apoyo, generosidad y a su Fundación puedo tener un trabajo. Además, siempre vamos a estar juntas porque compartimos una hija que amamos”, resaltó.

Claribel conoció a Johana por primera vez en el 2014, pero solo 5 años después en la cárcel El Buen Pastor se unieron por siempre. Allí, en una de las tantas actividades de la Fundación, Johana se enamoró de la hija de esta excombatiente risaraldense. La conexión fue tanta que la actriz no dudó en pedir su custodia, mientras su mamá cumplía una pena de 12 años de prisión.

“Me siento feliz porque sé que mi hija ama a Johana, quien no ha dejado un segundo de entregarle amor. Somos una sola familia”, agregó.

En sus brazos tienen tres corazones, dos rellenos que las representa, y el otro que permanecerá así hasta que la niña, que vive con Johana y su familia, decida ir al altar para casarse. Ese fue el pacto entre ellas.

“Este proceso es una decisión que tomamos las dos y con el papá de la niña para que estuviera con Johana, que la tiene desde los tres meses. Ella la educa y le enseña que tiene dos mamás y dos familias. Si ella está feliz, yo también”, dijo Claribel.

Ella ingresó al grupo armado con solo 17 años, después de que la violencia le arrebató a su papá. Su rebeldía y desconocimiento, como ella lo admite, la llevaron a coger las armas. Se desmovilizó en el 2007 y un año después se dio cuenta de su orden de captura hasta recobrar su libertad el 12 de noviembre del 2020. Este día, en la cárcel El Buen Pastor, la esperaban la hija mayor de Claribel, la menor, una prima, Johana y su equipo de la Fundación Acción Interna.

“Soy consciente de que me dejé llevar por el odio y cometí errores, pero sé que le puedo aportar a la sociedad porque soy mejor persona”.

En la cárcel, Claribel terminó su bachillerato y aprendió a hacer manualidades con las que apoyaba a sus hijas. También se casó en el 2018, después de una relación con un compañero de infancia. Fruto de ese amor nació en el 2019 su hija menor, la protagonista de esta historia.

“Es un poco difícil tener un hijo en la cárcel, pero desde mi maternidad le apuesto a la paz dando lo mejor y más ahora que tengo dos hijas. Solo espero ser ejemplo para la sociedad y un espejo para muchas personas que aún creen que la violencia es el mejor camino”.

BC Noticias

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