Una investigación de la Universidad Nacional señala que la mayoría de estas escuelas se enfocan tanto en la protección, apropiación y difusión del patrimonio cultural inmaterial y de la identidad de los pueblos –a través de prácticas en las músicas tradicionales de la Región Andina colombiana– como en el enriquecimiento de la oferta cultural y el mejoramiento de la calidad de vida en los municipios.
Sumado a ello, desde 2014 se viene consolidando el Plan Departamental de Música de Caldas (PDMC) como la estrategia institucional gestada por la Secretaría de Cultura, que busca integrar y articular los procesos de formación y práctica musical que se adelantan en sus 27 municipios y que son liderados por cada una de las escuelas de música, creadas mediante acuerdos entre concejos y alcaldías desde 2008 hasta hoy.
El licenciado en Música Juan Diego Torres Restrepo, magíster en Gestión Cultural de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, comenzó su camino en las escuelas de música caldenses en 2014, cuando arribó en Pácora. Allí conoció de cerca la debilidad de los lineamientos administrativos y curriculares, por lo que durante ocho años visualizó posibles rutas para mejorar este sistema y elaboró la propuesta de modelo de gestión que plasma en su trabajo de investigación.
“Su importancia radica en la integración de los diferentes actores, entidades públicas y privadas y organizaciones sociales en la participación activa y con un alto grado de articulación y corresponsabilidad, que conduzca a la generación de valor de las escuelas municipales de música de Caldas”, explica el magíster.
En su trabajo de maestría desarrolló un proyecto para focalizar todos los aprendizajes adquiridos en las zonas rurales de Caldas. El diagnóstico se adelantó en Aguadas, Anserma, La Dorada, Manzanares, Marmato, Marquetalia, Pácora, Pensilvania, Riosucio, Supía y Viterbo.
Este implicó un análisis descriptivo para comparar los estados actuales de dichas escuelas en términos de desarrollo y consolidación. Mediante entrevistas con directores, docentes y estudiantes, exploró la estructura organizacional de las escuelas a partir de componentes como financiamiento, asociatividad, contratación del equipo humano, infraestructura, dotaciones e inventarios.
Entre los datos encontró que las 11 escuelas en las que adelantó su trabajo tienen 26 docentes vinculados con periodos de contratación mayores a 6 meses; en 4 se cuenta con el apoyo de un solo docente (36,4 %), y 5 no han participado en investigaciones que analicen sus propios procesos (45,4 %).
Además evidenció que desde 2018 todas las escuelas analizadas incrementaron su cobertura poblacional, con más de 2.000 estudiantes inscritos hoy.
Según el magíster, “las escuelas carecen de un soporte administrativo o de modelos de gestión que las integren y consoliden. Como resultado, su labor no ofrece un servicio transversal cultural, social, político ni económico, por lo cual se considera que aunque tienen buenas prácticas de gestión, a futuro se puede consolidar como un proyecto cultural de mayor impacto en la calidad de vida de los caldenses”.
Así, el esquema de administración estratégica que propone cuenta con una estructura cíclica diseñada en cinco componentes: (i) cadena de valor (formación, producción y gestión organizacional), (ii) estrategias y líneas de acción (desarrollo administrativo, institucionalidad, estructuración académica, participación social, redes de cooperación, proyección y sostenibilidad), (iii) recursos (política pública, alianza público-privada, fuentes de financiación e inversionistas), (iv) diseño organizacional(integración departamental y subregional, proyecto municipal), y (v) sistemas de control y evaluación(procesos, resultados e impactos).
Se trata de una “red para la cualificación pedagógica y administrativa” que integra todos los factores determinantes para que un programa de cultura sea transversal y de impacto. No es solo cuestión de fomentar el desarrollo de habilidades artísticas, sino también impartir rutas para aplicar ese conocimiento en cada escenario de la vida.
El magíster considera que en Caldas las escuelas municipales de música son proyectos que se mueven en un ámbito directamente relacionado con la gestión pública, hecho que, por un lado, ha facilitado el acceso a recursos significativos y a la obtención de legitimidad de los procesos, y por otro, “en algunos casos ha comprometido la continuidad como proceso, pues ante los cambios periódicos de las administraciones locales y los agentes encargados del ámbito cultural –y específicamente de las escuelas de formación artística de los territorios– se rompe la continuidad, aspecto que se identifica como una de las mayores amenazas para estas”, concluye.
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