Opinión

Entre Política y Comodidad

Por Diego Armando Cárdenas Rendón

Como amante de la política y del conocimiento en general me siento en la obligación de mantener informado de todo lo que pasa en el país, tanto para reflexionarlo individualmente como para usar las herramientas pedagógicas adquiridas durante mi formación docente, si, soy profesor (desempleado por demás), a la hora de responder inquietudes de familia y allegados que me consideran su fuente directa y confiable.   

Por ello, hay ocasiones en las que es bastante difícil escoger un tema para opinar en este espacio. Primero, pensé en hablar del proceso dialógico con el ELN y sus beneficios para la Paz Total. Luego, en la absurda propuesta del Centro Democrático de hacer otro informe sobre la verdad del conflicto colombiano y finalmente en criticar las últimas jugaditas del gobierno de Duque antes de su salida como las casas de Providencia y los viajes patrocinados a sus escoltas que rondan los 6.000 millones de pesos. Pero entre todo lo sucedido, una anécdota obtuvo mi total atención más allá del acontecimiento mediático, pues se relaciona directamente con mi formación filosófica y las costumbres e ideologías de la población colombiana que tanto me gusta cuestionar.

La Ministra de Minas y Energía recibió en tenis a la Ministra española de Turismo, conducta que llevó a críticas indiscriminadas en los medios y redes sociales después de ver la foto oficial del encuentro. Y es que la ciudadanía colombiana tiene una cantidad infinita de códigos morales arcaicos y prejuicios arraigados que no le permite ver las cosas realmente importantes, como si la ropa definiera el trabajo de la Ministra o un atuendo de gala se constituyera en la herramienta más importante a la hora de definir la transformación energética que necesita el mundo para disminuir los daños ambientales causados por el ser humano.

Casos hay muchos en los que los medios y la sociedad critican la forma de vestir y las prendas que usan los dirigentes públicos; el mismo Gustavo Petro fue víctima años atrás cuando reprocharon sus zapatos Ferragamo, pues era inaudito que un político de izquierda usara una marca tan cara, cuyo costo podría solucionar problemas de hambre infantil.

Es difícil entender y apropiarse del progreso social a pesar que se presenta gradualmente, por tanto, es preferible mantener tradiciones antiguas y hasta obsoletas que abrir espacios a los nuevos atuendos laborales. Afortunadamente, hay un grupo significativo que comprende los cambios socioculturales y es consciente de que el vestuario no define la persona ni su trabajo y salió en defensa de la filósofa Irene Vélez.

Asimismo, las formas actuales de trabajo en lugar de exigir protocolos y etiquetas exigen comodidad para un mejor desempeño, la ropa se adecúa al sujeto, no al contrario. Si la jefe de cartera se sentía cómoda con su atuendo deportiva para participar en una reunión diplomática, que bien tediosa pudo ser, ¿Cuál es el problema? ¿Por qué centrar la atención en unos tenis y no en las conclusiones del diálogo?

La visita a Colombia de la comitiva española, que incluyó al presidente Pedro Sánchez, significa que hay buenos vientos no solo para la transición energética que se discutió, también para otra serie de conversaciones que ponen al país en el mapa geopolítico de Europa y del mundo. Así que, criticar la manera de vestir de la funcionaria está fuera de lugar.

Bien es cierto que hay ocasiones que requieren el uso de tacones, vestidos o corbata y zapatillas; esta no lo era. Ahora, si creen que estoy elogiando el atrevimiento de la Ministra Vélez porque ambos nos formamos en filosofía, pues si ¿Y qué? No es la primera ni será la última filósofa en romper tradiciones, lo que se debe celebrar es el importante aporte de dicha reunión al desarrollo del país. Si recibió la visita española después del gimnasio o si no uso trajes de diseñador es irrelevante, atrás debe quedar la cultura del envase.

BC Noticias

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