Por Juan Felipe Restrepo
El mundo vive en constante caos, violencia y sufrimiento, pero los Estados se han dedicado a establecer fuerzas militares que direccionan a que el enemigo latente son otras soberanías con sus ejércitos, pero el real adversario son los huracanes, los incendios, las inundaciones, las sequías y todos los fenómenos naturales a razón del calentamiento global.
Las grandes potencias y los Estados a nivel mundial gastan sus rubros en fuerza militar, en aras de la defensa de la soberanía y el poder político, y aún más con las tensiones vividas en los últimos días, ya sea por el caso Rusia vs. Ucrania o Estados Unidos vs. China, todas estas pueden ser detonantes de conflictos caóticos para los seres vivos, pero el verdadero enemigo del mundo no son las amenazas geopolíticas, sino la crisis climática.
Es decir, la humanidad agoniza con los daños ambientales que han venido transcurriendo a través del tiempo, tan así que 20 millones de personas se convierten cada año en refugiados debido a las catástrofes climáticas, según OXFAM (confederación internacional) los desastres ambientales se ha multiplicado por cinco en solo 50 años, por ello si no se frena el calentamiento catastrófico, en el 2050 serían según las proyecciones 1.200 millones de personas que tendrían que abandonar sus países, lo cuales se convertirían en inhabitables.
Incluso si analizamos por continente el panorama es catastrófico, aunque haciendo hincapié en Latinoamérica y el Caribe, que cuenta con el 22% de los bosques de mundo, hoy están en riesgo, tan así que entre 1990 y 2015 se extinguió casi un millón km² de selva el cual representa un comparativo de 142.000 canchas de futbol, además cabe resaltar que más del 68% del suelo de Sudamérica sufre de erosión por la deforestación y ganadería excesiva, y que decir de la biodiversidad la cual representa el 23% de especies en el planeta las cuales hoy se encuentran en riesgo de extinción.
Con esto, es de entender que nuestros esfuerzos colectivos e individuales deben estar inclinados al cuidado y conservación de la casa común en pro del empeño para el desarrollo sostenible, el cual es una prioridad latente del contrato social y todos los aspectos globales presentados en el hemisferio, y esto no es por el momento, sino por el futuro, por las nuevas generaciones las cuales no tendrán un planeta en cuál vivir.
Es por eso, que las ciudadanías del mundo debemos estar unidas en pro de vencer a nuestro verdadero enemigo, el cual nos está dejando sin hábitat y no solo a la especie humana, sino a todos los seres vivos.
¡El camino de la lucha ambiental es el camino de la vida!
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