Así lo afirma la psicóloga Kelly Johana Bonilla Vargas, magíster en Neurociencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien explica que al afectarse la funcionalidad cognitiva existen más probabilidades de que tales enfermedades avancen.
Por ello, en su estudio midió la funcionalidad en un grupo control y en pacientes con trastorno neurocognitivo leve (TNL), un estadio intermedio entre el deterioro cognitivo esperado por el envejecimiento normal y el deterioro más grave de la demencia.
La funcionalidad es una de las capacidades que se ve afectada de manera importante en los pacientes con enfermedades neurodegenerativas, también conocidas como demencias.
Se estima que al menos el 50 % de las personas mayores que requieren soporte o atención padecen demencia, la cual, así como otras condiciones crónicas que afectan el cerebro, contribuyen a estas limitaciones en el paciente.
“Las pruebas en Colombia para medir esa funcionalidad se diseñaron para personas que ya la han perdido. Con estas pruebas, una persona con un déficit muy leve, o muy joven, no evidenciará alteración alguna, por lo que realizamos una revisión de los instrumentos existentes”, subraya la investigadora.
En este sentido, trabajó con la Escala Bayer-ADL (actividades de la vida diaria), la cual tenía validación española por ser la escala que cumplía con los requisitos, por lo que se aplicó a 32 pacientes.
Esta prueba de tipo entrevista normalmente se realiza a un familiar del paciente, con preguntas relacionadas con actividades cotidianas básicas como bañarse, vestirse o alimentarse por sí solo, hasta lo más complejo, cómo desplazarse solo, tomar transporte público sin desorientarse, manejar dinero sin confundirse, manejar cajeros automáticos, asuntos bancarios y preparaciones de recetas culinarias, entre otros, evaluando si eso había cambiado.
Junto a ella, también se utilizó como base en otros 32 pacientes con TNL la Batería Neuronorma Colombia, una serie de pruebas que miden de manera detallada procesos cognitivos como atención, memoria, lenguaje, habilidades perceptuales y otro proceso que son las funciones ejecutivas. Eso se comparaba con el rango de edad y nivel escolar de las personas para ver si esto estaba de acuerdo con lo que se esperaba o si se evidenciaba algún tipo de déficit.
Aunque ambas pruebas resultaron ser eficientes para la medición, si se quiere obtener más información sobre los cambios que van ocurriendo, la escala Bayer es la que permite notar más esos pequeños cambios.
Según la investigadora, en estos casos la prevención es la mejor herramienta, y se logra a través de los hábitos de vida saludable, dormir bien, tener una buena alimentación, actividades de ocupación de tiempo libre, disminución de altas cargas de trabajo, estrés y preocupaciones, y una buena salud ocupacional, es decir actividades que fortalecen el cerebro para que no sea tan vulnerable cuando aparezcan los cambios ya instaurados.
En los casos en que las causas de estos trastornos son reversibles, es decir que existe una enfermedad o condición de salud que trae consigo ese declive en la cognición, la enfermedad se debe tratar para recuperar la funcionalidad cognitiva.
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