Opinión

Dejemos de idealizar al hombre

Por Diego Armando Cárdenas Rendón – Columnista

El triunfo de Gustavo Petro en las elecciones presidenciales no fue gratuito ni sorpresivo, pues los colombianos se cansaron de la cuestionable administración de los presidentes tradicionales y de las nefastas condiciones sociales que propició el mandatario saliente.

En el 2019 la nación comenzó una serie de protestas violentamente reprimidas por las fuerzas del Estado que se extendieron hasta el 2021 de manera escalonada pero que causaron heridas, muertes y desapariciones de los manifestantes. El incumplimiento a los acuerdos de La Habana, propuestas de reformas económicas que profundizaban la inequidad social y falta de garantías frente al cumplimiento derechos fundamentales fueron algunas de las razones que ocasionaron las movilizaciones.

Este fenómeno se vio reflejado en las elecciones presidenciales del año en curso, en las que el candidato de la izquierda representaba la esperanza de un anhelado cambio en el país; su formación y experiencia le permitieron responder con propuestas sólidas a las exigencias de la ciudadanía que lo llevaron a ganar en dos vueltas electorales.

A pesar de su trayectoria y de su comprensión de los principales problemas del país Gustavo Petro no deja de ser un hombre, un político que encontrará cientos de obstáculos para desempeñar sus labores. Tiene todas las intensiones de mejorar las condiciones de vida de los colombianos, cuenta con un programa presidencial acorde al momento histórico del país, pero ello no significa que sea el redentor, el único capaz de sacar a Colombia de la intensa crisis en la que vive.

Es imposible solucionar un país en cuatro años de gobierno, especialmente uno que tiene la corrupción impregnada en toda la institucionalidad, que no ha garantizado los derechos ni el cubrimiento de las necesidades básicas a todos sus habitantes y que sigue mezclando religión y política. No, Gustavo Petro no va a sacar a Colombia del pantanero y por ende la mejor postura es dejar de idealizarlo; si, representa la esperanza del cambio para la mayoría, pero es imposible asegurar que durante su mandato el país se convierta en potencia mundial.

No podemos negar que está totalmente dispuesto a trabajar por el bien común y eso lo demuestran las decisiones que ha venido tomando, pero también hay que esperar que cometa errores y que las demás entidades oficiales cumplan su función democrática de limitar sus acciones. Lo más sensato es bajar a Petro del pedestal nacional en el que se encuentra, seguramente planteará propuestas que a pocos les gustaran y deberá enfrentarlos. Si se idealiza un hombre y se depositan todas las esperanzas en sus acciones, su primera equivocación le costará mucho y la decepción de los colombianos será mas grande de lo habitual para con el presidente de turno.

BC Noticias

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