Por Juan Felipe Restrepo
Cuando hablamos de cultura ciudadana, todos tiene una cosmovisión distinta, pero acercándonos a una disposición más precisa podemos decir: La cultura ciudadana es una manera de habitar la ciudad, de reconocernos como individuos y como parte de la sociedad, es una forma de vivir pacíficamente, de cuidarnos y solucionar problemas entre todos.
Es por eso que hablar de cultura ciudadana, es precisar en la suma de esfuerzos entre el Estado y los ciudadanos un enfoque de política pública que le apuesta a transformar comportamientos desde la reflexión, la participación, el diálogo y la regulación desde auto y lo mutuo.
Así las cosas, pensemos que Manizales es una gran casa en la que vivimos muchas personas diferentes, gente con gustos, necesidades, capacidades y sueños distintos. Por ello, la cultura ciudadana nos faculta para hacer acuerdos desde lo divergente, para vivir juntos y disfrutar en paz en los lugares de la ciudad que compartimos, ya sea el parque, la calle, la tienda, el cable aéreo, “la ciclo vía”, los espacios verdes y comunes, en aras de construir la ciudad que soñamos.
También analicemos la realidad de nuestra ciudad, una ciudad de puertas abiertas con dimensiones fraternales y de hermandad, que ha venido reduciendo gradualmente su sentido ciudadano, los hechos no dan espera, y percatemos este tema desde lo simple, las cebras viales, aquellas líneas blancas que están dibujadas sobre el pavimento de las calles y vías, y su fin es que los peatones tengan un espacio seguro al cruzar las calle, la cual traigo a colación porque hoy en nuestra ciudad son una odisea cruzarlas, en ese sentido se concluye que cordialidad y simpatía se está perdiendo, es como si se nos hubiese olvidado ese principio de auxiliarnos y apoyarnos entre todos.
Tan así, que hoy se siente predominante un ambiente hostil, y no solo para efectos de lo anterior, también para aquellos ciclistas o transportes alternativos que viven una encrucijada para su sana movilización en la ciudad, ya no se percibe la tranquilidad con la que se ha respirado en nuestra urbe, el cuidado de nuestra casa común llamada Manizales se nos está saliendo de las manos.
Como ciudadanos Manizaleños y a todos los que han sentido la ciudad como suya, tenemos un reto y es recuperar para algunos y fortalecer para otros, el sentido de vivir en comunidad y esto no solo por seguir siendo una de las ciudades más amables, sino por aceptarnos unos a los a otros en aras de establecer algo llamado EL DERECHO A LA CIUDAD, la cual busca un compromiso colectivo para disfrutar de nuestra ciudad con calidad de vida.
La pedagogía tiene que ser uno de los primeros pasos para incentivar los buenos hábitos ciudadanos. ¡Empecemos!
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