Opinión

Bullying: el caso de la gotera

Por Juan Pablo Giraldo Calderón

El bullying se ha convertido en una problemática latente que acosa diariamente a nuestra sociedad y más exactamente a los entornos escolares. Las burlas, las críticas, las chanzas que terminan en ofensas e inclusive los golpes son practicas recurrentes en algunas instituciones educativas. Calificativos como ¡gordo!, ¡sapo!, ¡cabezón!, ¡marica!, entre otras, son el pan de cada día en muchos colegios de nuestro país. Y ni que decir de la orientación sexual, las creencias religiosas o las formas de vestir, las cuales se han convertido en caldo de cultivo para ofender al otro, por simplemente no parecerse a mí.

El bullying es más común en todos los contextos educativos de lo que podríamos imaginarnos; en la primaria, en el bachillerato y ni que decir en la universidad. Todos estos escenarios se han convertido en el epicentro de una problemática que parece chica, pero que cada día alcanza dimensiones inimaginables.

Podríamos hacer el siguiente ejercicio para asemejar el bullying con una gotera que amenaza una casa: imagine por un momento, que cada que llueve, a su habitación cae una gotera. Usted muy tranquilo ve que esta problemática no es tan grave como parece, entonces toma un trapero, seca y considera que ya está solucionado este impase. Al paso de los días, la gotera sigue afectando su lugar de residencia, pero usted no le presta mayor atención. La técnica del trapero ha funcionado y usted deja así. Con el tiempo, observa que las paredes se empiezan a resquebrajar, el piso tiene grietas y amenaza con un daño peor. Asimismo, pasa con el bullying; al principio, usted considera que una burla hacia un compañero es algo pasajero. Al siguiente día, un apodo o una pequeña broma, la considera normal. Usted como testigo de dicha situación emplea el trapero paliativo de “¡eso no es nada!”, o el típico, “¡va a llorar por esa bobada!”. Con el tiempo, esa gotera, traducida en insultos, bromas de mal gusto y palabras ofensivas resquebraja a esa persona, que se siente menospreciado y burlado como el peor de los seres humanos. Ahora, esa gotera del bullying no se soluciona con un simple: “¡eso es normal!” o un “¡todo está bien!, puesto que se está afrontando un problema que perturba la psiquis del individuo, debilitando su personalidad, hasta el punto de considerarse un estorbo y tomar lamentables decisiones, como el suicidio, en el peor de los escenarios.

Si usted, ante el bullying, actúa como cuando en su casa se presenta una gotera, por favor, reconsidere sus posturas y reaccione de inmediato, para que cuando tome cartas en el asunto no sea demasiado tarde, y halle inundado en una persona algo tan valioso como su autoestima.

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