Medir los riesgos de conductas sexuales bajarían su incidencia

El hecho de tener una mayor conciencia del riesgo también aumenta la satisfacción emocional, mientras que cuando las personas tienen más relaciones sexuales riesgosas, la satisfacción emocional baja, porque persisten mayores sentimientos de culpa y de soledad. 

Estos fueron los resultados obtenidos por Marcela Castro Hernández, magíster en Psicología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien realizó una aproximación de la relación causal que se da entre las representaciones sociales que orientan cómo los jóvenes perciben el riesgo sexual, qué tanto realizan este tipo de prácticas y el grado de satisfacción que consiguen. 

Frente a estas conductas de riesgo la investigadora también indagó si los participantes del estudio las ponían en práctica o no. Algunos resultados mostraron que el 87 % de la población ha tenido relaciones sexuales sin condón al menos una vez en la vida, mientras que un 44 % de la muestra lo ha hecho en el último mes; casi el 69 % de la población refiere haber tenido relaciones sexuales bajo efectos del alcohol durante su vida y un 25 % bajo efectos de sustancias psicoactivas en los últimos 6 meses, y un 58,3 % jamás lo ha hecho bajo estos efectos. 

Según explica, como conductas sexuales podemos entender todas aquellas que se realizan con un fin sexual, concepto muy amplio que va desde las relaciones coitales o el sexting, hasta decisiones más específicas como el uso o no de métodos anticonceptivos, el consumo de sustancias psicoactivas en momentos de intimidad o mantener una o más parejas sexuales. 

“Todas las conductas sexuales se pueden volver riesgosas; eso depende de que el individuo sea consciente de con quién las hace y cómo las hace, que tenga confianza sobre estas”, manifiesta la magíster, quien partió de un análisis sobre la percepción que tenían cerca de 810 universitarios en torno a las condiciones de riesgo relacionadas con las conductas sexuales, si les parecían riesgosas o no. 

Estos las clasificaron en una escala de 1 a 5, entre “nada riesgoso” y “muy riesgoso”, una fase en la que se obtuvieron resultados en los que más del 80 % de los participantes manifestaron estar de acuerdo con el riesgo que corren al no usar condón, un 63 % considera riesgoso el consumo de alcohol para los intercambios sexuales, el 72,6 % percibe los servicios sexuales como riesgosos, el 26,42 % avaló el uso de sustancias psicoactivas en las relaciones sexuales, y solo un 7,9 % refirió estar totalmente de acuerdo con que las relaciones sexuales grupales pueden ser seguras. 

Finalmente, la magíster contrastó la satisfacción sexual de los participantes, la cual fue medida aplicando una escala que la evalúa desde la perspectiva de la comunicación (cómo sentir placer y compartirlo con la pareja) y la emocional (qué sentimiento se experimentan durante y después de la relación sexual). 

En este campo se obtuvo que al 98,4 % de las personas les interesa el placer de la persona con la que tienen relaciones íntimas; el 86,9 % manifestó que suelen tener relaciones sexuales placenteras, y la sensación de plenitud llegó a más del 70 % de la muestra, mientras que a nivel emocional un 11 % expresa tener sentimientos de soledad, y un 8,4 % de culpabilidad. 

Con esta información, la investigadora Castro se propuso establecer la relación entre estos tres campos a través de un análisis estadístico: “evidencié que las personas en general se encuentran satisfechas con su vida sexual, lo cual es importante; y aunque también se advierte una percepción coherente de las conductas de riesgo, aun así se practican”, comentó.

BC Noticias

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